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                A mediados del siglo XV comenzó un periodo conocido mundialmente como el Renacimiento, el cual marcó la historia por su legado y sus múltiples aportes a los distintos ámbitos conocidos tales como la ciencia, el arte, la tecnología, etc.

 

                Esta época marca el paso de mundo Medieval al mundo Moderno, y se divide en dos partes: el Quatrocento (siglo XV) y el Cinquecento (siglo XVI). Comenzó en Italia y luego se expandió por toda Europa. Los artistas de ésta época entendieron que el mayor despliegue cultural fue en la antigüedad (Grecia y Roma), es por esto que estos intentaron renacer estos ideales, de ahí el nombre de esta época.

 

                El centro de la cultura Renacentista no fue la Iglesia, sino el hombre (Antropocentrismo), y una clara muestra de esta mentalidad es la obra de Leonardo Da Vinci: “El hombre de Vitruvio”, en el cual se puede observar que el hombre es el centro del cuadro, siendo está pintura un emblema del hombre moderno.

 

                Con respecto al ámbito social, el Renacimiento continúo con las estructuras de sus épocas antecesoras, ya que la sociedad siguió dividiéndose en estamentos y el sistema también era el feudalismo (producción de riquezas) pero con menor rigor.

               

Contexto Histórico 

                La Iglesia por su parte perdió importancia, la situación de los campesinos empezó a mejorar y empezaron a aparecer los primeros burgueses y comerciantes. Con la crisis de la Iglesia Católica, en el norte de Europa aparecieron nuevas ideas religiosas: el cristianismo protestante. Eran ideas cristianas más moderadas que daban a las personas de la época mayor libertad.

 

                Con la aparición de los primeros burgueses surgió el concepto de mecenas, los cuales eran personas adineradas y muy interesadas en el ámbito artístico, utilizando el arte como propaganda política. Vale aclarar que los mecenas fueron una pieza importante en el despliegue de la época, ya que estos solventaban las obras de los artistas y con esto, su economía.

 

                La Iglesia también fue un gran ente interesado en el arte, y así como los burgueses impregnaban su firma en cada obra que encargaban, también lo hacía la Iglesia. El tema religioso se mezcló con los temas del arte y de la literatura,  creando y mezclándose el arte profano y religioso.

               

Bibliografía:

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